Cuatro jóvenes, un sector milenario y una pregunta: “¿Cómo hacer que un producto tan fácil de producir en nuestro país y con una cultura tan arraigada a él, pase de ser un deportivo a un todoterreno?”. 

Introducir un nuevo hábito de consumo dentro de un sector tan arraigado como el del vino en nuestro país suena a misión imposible, pero la aventura empresarial de cuatro jóvenes españoles demuestra que hay una nueva generación en busca de opciones diferentes. A través de un elegante botellín transparente reciclable y el ‘instagrameable’ color de su interior, Winex rosé está poco a poco introduciendo el vino rosado en los bares y restaurantes, pero sobre todo en las discotecas.

Detrás de la empresa se encuentran cuatro antiguos alumnos de ICADE de 23 años: Pedro Sánchez Galvache, Gonzalo Serra, Andrea Muga –descendiente de la familia bodeguera Muga– y Jimena Garrote, los tres primeros graduados en ADE y Derecho y la cuarta en Business Analytics y Derecho, y todos ellos relacionados directa o indirectamente con el sector. 

Tres de los fundadores de Winex: Gonzalo Serra, Andrea Muga y Pedro Sánchez Galvache

“En el 2019, se nos ocurrió crear un producto que satisficiera una necesidad de consumo con un gran vacío en el mercado. Llevábamos muchos veranos yendo a Londres a estudiar y a trabajar, y allí nos encantaba beber vino en las discotecas y en los parques. Pero en España, su uso en esos ambientes tan informales era y sigue siendo algo inconcebible”, nos explica Sánchez Galvache.

“Al mismo tiempo, nos dimos cuenta de que los jóvenes españoles tienen poco interés por el mundo del vino. Existe un gran handicap en torno al consumo del vino, ya que se asocia a un ambiente formal, en copa de cristal, necesitando un sacacorchos para abrirlo. Este hecho nos limita el contexto en el que se sirve, enfocado principalmente a restaurantes. Fue entonces cuando nos preguntamos: ‘¿Cómo hacer que un producto tan fácil de producir en nuestro país y con una cultura tan arraigada a él, pase de ser un deportivo a un todoterreno?”. Hablamos con él para conocer la respuesta.

¿Cuáles fueron vuestros primeros pasos?

En primer lugar, dedicamos varios meses a analizar el mercado, hicimos viajes a las diferentes denominaciones de origen, con el fin de ver qué se estaba realizando en ese momento en lo que a vino rosado se refiere, y cómo podíamos llevar a cabo nuestra idea. Además, pudimos analizar de primera mano el mercado americano, donde la tendencia de consumo de vino rosado y blanco en lata ha ido aumentado exponencialmente en los últimos años.

Una vez definida la idea, tuvimos la suerte de poder estar bien asesorados, y de poder aprender de grandes profesionales que nos han ido acompañando y asesorando a lo largo de este recorrido, y lo siguen haciendo a día de hoy. Gente entendida dentro del mundo del vino nos proporcionó los contactos adecuados que encajaban con lo que estábamos buscando. Por lo que cogimos el teléfono y empezamos a llamar, hasta que dimos con la persona que entendió nuestra locura. Poco después, nos trasladamos al laboratorio y tras más de 15 pruebas dimos con el producto que buscábamos.

¿En qué mercados o qué tendencias de consumo se han fijado para posicionar el producto?

El hecho de tener la oportunidad de vivir determinadas épocas en Londres, donde el consumo del vino en ambientes discernidos estaba en auge, nos hizo percatarnos de que ahí había una gran oportunidad de negocio que en España todavía iba bastante retrasada. Los países anglosajones han inspirado en gran medida la idea de desarrollar un vino en un formato fácil de consumir y desenfadado, para un público joven.

¿Qué particularidades tiene el mercado español respecto a este tipo de producto?

El mercado español está acostumbrado a consumir vino en un formato tradicional, botella de 75cl, con corcho y servido en una copa de cristal. No obstante, sí se ha podido observar cómo en los últimos años determinadas características de la botella clásica han cambiado, como por ejemplo el remplazo del corcho por la rosca en determinados vinos.

Sin embargo, conceptualmente el consumidor no tiene aún la mente muy abierta a la hora de pensar en consumir vino en un formato distinto, de hecho inconscientemente se asocia el formato de 33cl a la cerveza, tanto en producto como en graduación alcohólica, y cuesta mentalizar de que el vino se puede adaptar a este tipo de formatos todoterreno, sin perder su esencia. Cierto es que tendemos más a apostar por aquello que nos permite relajarnos en ambientes informales y buscamos la comodidad, lo que está permitiendo que apostemos por probar cosas diferentes que nos acompañen en nuestro día a día, sin que nos limite el contexto en el que lo consumimos, en el caso del vino, ni limitarnos a una mesa y a una copa.

¿Pueden hablarnos del diseño de la botella? 

La idea era buscar un botellín de 33cl que fuera estéticamente muy atractivo y práctico. No teníamos duda de que queríamos un botellín transparente que dejara ver el color rosado pálido del vino, dando como resultado un botellín muy elegante que recordara más a un frasco de colonia que a un vino en sí. La marca tiene todo un significado detrás. Deriva de Winekiss, “beso de vino”, la X representa la abreviación de beso en inglés, ya que la palabra “kiss” nos parecía muy cursi. La idea era plagar de feminidad y besos en mundo de los espirituosos y del vino por eso queríamos una marca con identidad que transmitiera ese mensaje.

¿Y respecto al vino? ¿Cómo lo describen? ¿Qué sabor se puede esperar?

Elegante, sutil, fresco, todoterreno, sexy, femenino, con personalidad y equilibrado ya que no peca ni de dulce ni de ácido. Esta realmente bueno y entra solo.

¿Qué particularidades o asociaciones tiene el vino rosado frente a otros tipos de vino?

La elección del vino rosado como protagonista se debe a la feminidad y elegancia que desde el principio asociamos al mismo. Consideramos que el vino rosado es un vino olvidado en España, aunque cada vez menos, dado que el principal productor de rosado ha sido Francia tradicionalmente. A pesar de que en España se han hecho vinos rosados realmente buenos desde hace tiempo, siempre hemos destacado más por los tintos y los blancos. No obstante, en los países anglosajones el vino rosado ha cogido mucha fama en diversos formatos, por lo que pensamos que era una apuesta atractiva y diferente, ya que tarde o temprano todas las modas llegan. Además, como grandes amantes de los vinos rosados nos apetecía apostar por él.

¿Cómo ha sido la experiencia de las primeras ventas? ¿Cómo se está acogiendo el producto? 

La verdad que la idea ha tenido una gran acogida, el feedback ha sido increíble. La primera producción se terminó en cuatro meses y ya hemos lanzado la segunda. Este verano hemos estado vendiendo en chiringuitos del sur y del norte de España y se ha vendido muy bien. Llama la atención sobre todo el formato y sorprende el producto, está realmente bueno y no cansa gracias a la elegante burbuja que tiene. Eso sí, tiene bastante graduación alcohólica, no deja de ser vino, y como no estamos acostumbrados a beber vino en ese formato, de primeras no se concibe. Poco a poco más formatos innovadores de bebidas llenan los supermercados y los restaurantes, y yo creo que el consumidor va abriendo a la mente, aunque en un principio cueste.

¿En qué se diferencian los jóvenes frente a las generaciones anteriores respecto a su relación con el vino? ¿Qué ha cambiado?

Los jóvenes vivimos en el mundo de la inmediatez, de las redes sociales, del user experience. Buscamos productos que se adapten a nuestro estilo de vida y marcas con las que nos sintamos identificados. Antes los consumidores se adaptaban a los productos del mercado y a las marcas, pero consideramos que eso ha cambiado. Ahora, tenemos cada vez necesidades más diversas, buscamos practicidad, queremos facilitarnos la vida, y que no depender de contextos. Las marcas han de detectar esas necesidades antes que los propios consumidores y adelantarse. En el mundo del vino, el formato tradicional de consumo no se adapta a una vida todoterreno. Winex pretende ser tu acompañante en los mejores momentos, permitiendo que sea el consumidor quien decida, cómo, cuándo y dónde consumirlo.

Una de sus socias, Andrea Muga, proviene de una familia con tradición vinícola. ¿Qué consejos les han dado a la hora de crear y lanzar el producto?

Proceder y crecer en una familia relacionada con el sector en el que emprendes siempre te da ciertas ventajas, tanto a la hora de poder pedir consejo, como en el hecho conocer de cerca las necesidades y tendencias del sector. Estar todos los integrantes del grupo vinculados de alguna manera al mundo del vino, y tener un gran interés por ello, ha sido sin duda un gran valor añadido.

¿Cómo se están dando a conocer? ¿Qué papel juegan las redes sociales?

Winex se caracteriza por ser un producto no solo innovador sino diferente, con alma propia, que tiene como objetivo reflejar el espíritu y el estilo de vida de sus fundadoras iniciales, quienes lo diseñaron para que se convirtiera en su bebida de consumo personal. Todos los integrantes de Winex comparten la idea de apostar por la revolución, la reinvención, lo artístico, el diseño, y por la filosofía de crear bebidas que se adapten a un perfil independiente, creativo, sin límites, con inquietudes, y con actitud ante la vida. Winex persigue ampliar su comunidad, enfocándose en el cliente, creando emociones y haciendo que cada consumidor se sienta exclusivo y parte del proyecto.

Con este fin, la marca lleva meses organizando unos eventos bajo el nombre de Winexclusive, en localizaciones singulares, con el fin de dar visibilidad a las distintas formas de arte. Este tipo de acontecimientos son solo el comienzo de una fusión entre el arte y el vino, aunque la cultura vinícola española ya desborda arte de por sí. Las redes sociales nos han permitido crear una comunidad de fieles winexianos que comparten sus experiencias y momentos winex.

Por otra parte, hemos realizado varias colaboraciones como la que llevamos a cabo en mayo de 2021 con Mo de Múltiópticas y Palomo Spain, o la que realizamos en diciembre con el cantante Lupas en el lanzamiento de su último disco, “Dolor de Cabeza”. También hemos tenido la oportunidad de dar a conocer el producto en diversos pop ups, como el Christmas Market que organizan en las Rozas Village, o participar en la mesa redonda de “Mujeres que Transforman” organizada por la escuela de finanzas Afi.

¿Se han llevado alguna sorpresa tras el lanzamiento? ¿Algo que no esperaban?

Las mujeres han sido origen y el destino para el cual fue creado, pero nos ha llamado la atención la acogida que ha tenido el producto entre el público masculino también. No nos esperábamos que un porcentaje de nuestros clientes fueran hombres y eso nos encanta. De hecho, el proyecto ha sido impulsado por dos mujeres de las que surgió la idea y la necesidad, y por dos hombres que se unieron a la idea. El objetivo de Winex es crear una comunidad de winexianos disfrutones que se sientan identificados con la marca, ya sean hombres o mujeres.

¿Dónde se puede comprar? ¿Cuáles son sus principales puntos de venta?

Winex se puede encontrar online a través de la web, y en diversos locales de Sotogrande (Vinoteca del Puerto de Sotogrande, El Chambao, El KE, etc), Marbella (Gourmet y Vinos), Sevilla, Tarifa (Carbones 13, Tangana, Cocoa, El Burgato, Taco Way, El Pasillo, Café del Mar), Valladolid, Santander, Madrid (Sushita Café), entre otros. Fuera de España, estamos presentes de los almacenes Pyrénées de Andorra, donde lo venden en su lineal de supermercado.

¿Qué planes tienen para el futuro?

La marca se encuentra actualmente en plena expansión peninsular, enfocando el producto en sitios especiales, únicos y con personalidad propia. Winex continúa abriéndose sitio en el mercado, llevando a cabo plan de implementación con el objetivo de seguir creciendo y creando experiencias inolvidables.