Martinis, gin tonics, negronis, Tom Collins… Hay muchas formas de disfrutar de una buena copa de ginebra. ¡Te contamos cómo prepararlas!

Los cócteles con ginebra causan furor por todo el mundo, y no es casualidad. Esta reina indiscutible de las bebidas espirituosas ofrece un sabor ligero, refrescante, lleno de personalidad y, a la vez, muy versátil, con lo que se presta a la innovación y experimentación con distintos ingredientes para crear interesantes combinaciones. Aunque en el libro de los gustos no hay nada escrito, especialmente cuando hablamos de tomar una copa, cualquier amante de los cócteles sabrá apreciar esta cualidad.

Los maestros cocteleros que trabajan de primera mano con esta bebida lo tienen claro: a la hora de mezclarla, lo mejor es buscar combinaciones sencillas que realcen el carácter particular de la ginebra. “Si eres de ginebra, ya sabes lo que te gusta y sueles recurrir a los clásicos”, dice Linda Bassina, que regenta el bar de la destilería Copper Crow de Bayfield, Wisconsin; la destilería, propiedad de nativos americanos, abrió después de que en 2018 se derogara la prohibición de que los nativos americanos destilaran alcohol, que estuvo en vigor 184 años. “Después, todo es cuestión de jugar con los complementos: las frutas, las especias, las hierbas y las bebidas de mezcla. Todo tiene que ser natural y de mucha calidad”.

Si quieres aprender a hacer tus propias mezclas, lo mejor es, como dice Linda, empezar con los clásicos: esos cócteles de ginebra que han superado el paso del tiempo y no han perdido a sus adeptos. La historia de la ginebra se remonta al siglo XI, cuando los monjes benedictinos de Salerno (Italia) aprovecharon los frondosos enebros que crecían en el monasterio para destilar una proto-ginebra con fines medicinales. En los últimos siglos se ha relacionado más la ginebra con Inglaterra, con el auge de la producción de esta bebida en el siglo XVIII durante la llamada “Gin Craze” (la locura de la ginebra). Está claro que mucho ha cambiado desde aquellos enebros de Salerno.

Para celebrar el Día Mundial del Cóctel, hoy queremos hacer un repaso a los 8 cócteles con ginebra que no puedes dejar de probar… y además te explicaremos cómo prepararlos para que puedas hacer tus propias mezclas y experimentos.

CLÁSICO MARTINI AL ESTILO NEOYORQUINO

Aunque el martini con vodka tiene también sus defensores, el martini al estilo neoyorquino se prepara con ginebra. Se dice que este icónico cóctel se originó en el hotel Knickerbocker de Nueva York en 1906, cuando el barman Martini di Arma di Taggia se lo sirvió nada menos que a John D. Rockefeller.

Hay muchas formas de pedirlo, lo hemos visto mil veces en películas: ¿Agitado o removido? ¿Seco o dulce? ¿Con aceituna o con corteza de limón? Cada amante del martini tiene sus preferencias, pero si quieres probar la receta original, solo tienes que combinar 60 mililitros de ginebra de calidad, 22 mililitros de vermú seco y 7 mililitros de vermú dulce en un vaso de mezcla, y luego añadir una pizca de amargo de Angostura de naranja y cítricos. Añade hielo, mezcla, prepara las decoraciones (aceituna o corteza de limón) y ya lo tienes.

NEGRONI ITALIANO

El negroni es una parte fundamental de la tradición italiana del aperitivo, una que en España compartimos con nuestros vecinos mediterráneos, pero este cóctel es perfecto para cualquier hora del día o la noche (lo que explica la popularidad que ha ganado fuera de Italia en los últimos años).

Para prepararlo tienes que mezclar a partes iguales ginebra, Campari y vermú rosso, la santísima trinidad de las bebidas italianas. Junta los tres ingredientes, mezcla y sirve con mucho hielo y aderezado con corteza de naranja.

GIN TONIC: UN CLÁSICO INMORTAL

El gin tonic es una de las bebidas espirituosas más populares (y, de todo el abanico de cócteles con ginebra, el que menos probabilidades tiene de darte resaca al día siguiente). “El gin tonic es genial porque le da todo el protagonismo a la ginebra”, cuenta Lesley Gracie, la maestra destilera de Hendrick’s. “Los ingredientes sirven para realzar el sabor de la ginebra, no para esconderlo”.

Es curioso señalar que el gin tonic no surgió como una bebida de placer, sino de necesidad: el ejército británico asentado en India en el siglo XIX acostumbraba a beber quinina en su agua tónica para evitar contraer la malaria. Para ocultar el sabor amargo, añadían ginebra, lima, azúcar y agua a la mezcla, y así nació este cóctel inmortal.

A día de hoy, las proporciones estándar pueden ir de ginebra y tónica a partes iguales, a una parte de ginebra y dos de tónica, removidas con cuidado para no afectar al estado de la tónica, y aderezado con corteza de limón.

GIMLET BRITÁNICO

Esta bebida con un tono verdoso es una explosión de sabor a lima. Aunque se suele añadir limón a la misma ginebra, la lima complementa más que enmascara todos los sabores cítricos, con un resultado delicioso.

Al igual que con el gin tonic, el gimlet nació con intenciones medicinales. Los soldados británicos del siglo XIX bebían zumo de frutas para evitar el escorbuto, enfermedad causada por la falta de vitamina C. Se dice que fue el contralmirante Sir Thomas Desmond Gimlette quien comenzó a añadir un chorrito de ginebra a su zumo de lima para hacer más agradable el sabor, y lo demás, como se suele decir, es historia.

Esta bebida perfecta para el verano puede prepararse con zumo de lima recién exprimido o con zumo concentrado de lima, que es el que ha tenido mayor tradición histórica. Para prepararte un gimlet, solo tienes que mezclar 74 mililitros de ginebra, 7 mililitros de zumo de lima recién exprimido, 7 mililitros de zumo de lima concentrado y 14 mililitros de sirope simple para endulzar. Mézclalo todo, pásalo por un colador antes de servirlo en un vaso enfriado de martini y decóralo con una rodaja de lima.

SINGAPORE SLING

Otra bebida que nació en el bar de un hotel: el Singapore Sling hizo su primera aparición en el Long Bar del hotel Raffles de Singapur. El colorido de la bebida no es casual: cuando comenzó a servirse el Singapore Sling, en 1915, lo pedían las mujeres, que en aquella época no tenían permitido beber alcohol y podía camuflarse como un zumo de frutas. Por supuesto, corrió el boca a boca entre el público femenino y se convirtió en un auténtico éxito. A día de hoy, no puedes visitar Singapur y no probarlo.

Si Singapur te queda demasiado lejos, siempre puedes preparártelo en casa (aunque ten en cuenta que requiere muchos ingredientes). Para hacer un Singapore Sling necesitas 30 mililitros de ginebra, 118 mililitros de zumo de piña, 14 mililitros de zumo de lima, 7 mililitros de Cointreau, 7 mililitros de Bénédictine, 10 mililitros de granadina, 14 mililitros de licor de cereza y, como colofón, un chorrito de Angostura. Agítalo con cuidado antes de colarlo y pasarlo a un vaso alto con mucho hielo, y luego decóralo con una rodaja de piña recién cortada y una guinda al marasquino.

UN GIBSON TÍPICO DE NUEVA YORK

El Gibson es una versión del martini seco estándar, solo que decorada con cebollitas encurtidas en lugar de la clásica aceituna o la corteza de limón. Es posible que te suene de la exitosa serie Gambito de Dama de Netflix, o de la clásica película Con la muerte en los talones, de Alfred Hitchcock. La leyenda cuenta que el Gibson tiene su origen a principios del siglo XX, cuando Charles Dana Gibson, el autor de las ilustraciones de la Gibson Girl, retó a un camarero en el Players Club de Nueva York a mejorar el martini. Está bastante claro quién ganó la apuesta.

Si quieres un Gibson claro y fresco, te recomendamos utilizar una ginebra mezclada con frutas como el limón o la uva. Y si quieres que te salga una copa de calidad profesional, prepara tú mismo las cebollitas encurtidas.

TOM COLLINS

El Tom Collins es, en esencia, una limonada con ginebra, hecha con ginebra, zumo de limón, sirope y agua carbonatada. En un principio, para este cóctel británico se utilizaba ginebra Old Tom por su dulzor, aunque a día de hoy se utilizan ginebras secas, más accesibles. Para preparar un Tom Collins a la manera tradicional, mezcla 60 mililitros de ginebra, 30 mililitros de zumo de limón recién exprimido y 15 mililitros de sirope simple en un vaso alto. Después, echa el hielo y añade el agua carbonatada.

Si te apetece experimentar, Bassina recomienda preparar esta bebida con productos estacionales: “Podemos añadir zumo de limón o naranja recién exprimido y preparar el sirope en casa. Luego lo agitas con un poco de clara de huevo y puedes hasta añadir un poco de enebro, para darle un toque local”.

FRENCH 75

Hay cierta polémica respecto a las similitudes del Tom Collins y el French 75. Este cóctel se prepara con ginebra, zumo de limón, azúcar y el ingrediente que lo distingue, champán, servido en una copa de champán más que en un vaso alto, lo que le da otro toque distintivo. Pero muchas cosas buenas de la vida se parecen entre sí, y esto es igual de cierto en materia de cócteles.

El French 75 se remonta a 1915, cuando se sirvió por primera vez en el Harry’s New York Bar de París. En plena Primera Guerra Mundial, se le llamó Soixante Quinze porque era tan fuerte como el retroceso de un rifle francés de 75 milímetros. Si quieres sentir ese punch, mezcla 60 mililitros de ginebra, 22 mililitros de zumo de limón y 22 mililitros de sirope simple. Después, agítalo y añádele el champán.