El tiempo de espera en el puerto de Los Ángeles vuelve a dispararse y se encuentra entre 38 y 45 días, en noviembre el retraso era solo de 10 días.

Maersk, la segunda mayor compañía de transporte marítimo del mundo, acaba de hacer saltar las alarmas con un aviso sobre las cadenas de suministro y la variante ómicron. “La pandemia continúa fuerte y hay nuevos brotes que están impactando directamente en nuestra capacidad para mover mercancía“, ha comentado la firma en un comunicado público. En ese texto, la compañía asegura que el transporte marítimo podría enfrentarse a una nueva congestión en los puertos generando nuevos retrasos, que se acumularían a los que actualmente ya se dan.

A finales de año, Shanghái, Ningbo, Shenzhen y Guangzhou, cuatro de los cinco puertos más importantes del mundo en el comercio internacional —todos ellos situados en China— estaban sufriendo retrasos de hasta cuatro semanas y se esperaba que la situación no se solucionase hasta el mes de febrero. Sin embargo, la nueva ola del COVID-19 podría crear nuevas tensiones en las cadenas de suministro y congestionar todavía más los puertos. Un golpe para el comercio, ya que el transporte de bienes se realiza en un 80% por vía marítima.

La situación se ha vuelto también más complicada en los principales puertos de Estados Unidos y de Europa, donde se habían empezado a solucionar los retrasos hasta la llegada de ómicron. Así, el tiempo de espera en el puerto de Los Ángeles en California vuelve a dispararse y se encuentra entre 38 y 45 días. Cuando a finales de noviembre el retraso era solo de 10 días. Lo más preocupante es que se ha vuelto a disparar el tiempo de espera a pesar de que el puerto ha pasado a estar operativo las 24 horas para tratar de aliviar la situación. Por su parte, en Europa el puerto belga de Antwerp de siete a dos días, aunque la situación es asimétrica en cada puerto.

Al aviso de Maerk se une también el del Banco Central Europeo, que esta misma semana ha anunciado que estos problemas en las cadenas de suministro podrían persistir durante todo el 2022 y podrían poner en riesgo la recuperación económica tras la pandemia. No hay que olvidar tampoco que esta situación de cuellos de botella está siendo uno de los principales impulsores de la inflación y genera situaciones de desabastecimiento de algunos productos.

Fuente: libremercado.com